Después de salir del restaurante hice algunas llamadas para dar con el dueño del restaurante, luego me coloque a trabajar. Tenía muchas reuniones pendientes, pero me fue muy bien el día de hoy, ya que logré traer a nuevos socios, se nota que todos amaron nuestros productos. Quería ir a ver a Antonella, pero el tiempo no me alcanzó aun cuando hice lo humanamente posible por terminar las reuniones lo más pronto posible. Pero al ser inversionistas nuevos, las personas desean saber toda la historia tanto de la familia como del producto. Me dolía la garganta de tanto contar la misma historia, me arrepentí de no haber grabado la primera reunión, pero como en todo negocio el cliente siempre tiene la razón, así que los complazco a todos. Fue gracioso ver como deseaban una botella del champán más caro que producimos de cortesía, pero eran detalles a los cuales yo no le tomaba importancia a la larga, eso se recuperaba. Despedí al último socio y me fui a casa en piloto automático, era pasada la