-Bueno mis amigos, estos son mis hijos, Melina Chu, mi nuera, ella es un amor, me dará a mi nieto, a Luis ya lo conocen y los que no, este es mi hijo, es mi orgullo, él quedará delante de mis empresas cuando ya no esté en este mundo, dijo abrazando como un padre cariñoso y ejemplar a Luis.

No podía creer lo que estaba viendo, la hipocresía en su máxima expresión, este hombre no tenia limites cuando de ser un maldito se trataba.

-Esta mujer hermosa que ven aquí es mi amada esposa, vean nada mas que mujer mas bella, ella es hija de Alberto Ibero, el dueño de las franquicias Ibero, mi señora esposa está esperando el traspaso de las acciones Ibero que le corresponden, como todos sabemos, son varios cientos de millones de dólares, pero no crean que por eso amo tanto a esta mujer.

Ahora todo tenía sentido, por eso era que Raúl no había mandado a matar a doña Hilda, ella tenía mucho dinero en puerta, este maldito hombre no tenia otra cosa porque vivir que no fuera dinero y ver como se apoder