Ese día en la mañana, Luis tuvo que acompañarme al médico, Raúl quería fotos del momento en que dijeran que era un niño, porque una niña no la iba a querer y si era niña, según nos dijo a Luis y a mí en alguna de las tantas veces “si es niña, deben de ponerse a hacer mi nieto de inmediato”, un ser completamente despreciable.

En el medico después de decirme que todo estaba bien con el embarazo, nos dijo que tenía una sorpresa, que no era solo un bebé, sino dos, que serían gemelos y que los dos eran varones, le dio la mano a Luis felicitándolo, porque sería papá no de uno, sino de dos.

Igual a mí me felicitó, me dio algunas recomendaciones, nos dejó solos en el consultorio, yo estaba muy feliz, porque tendría don hermosos hijos fruto del amor de Pablo, miré a Luis con alegría, esperando que me felicitara él me miró con una tristeza en los ojos que nunca había visto en un ser humano “felicidades Melina, creo que haremos feliz a Raúl hoy”, gracias Luis, sé que esto no te agrada, pero te j