EL VUELO.
Raúl y Luis bajaron de la aeronave un momento para hablar con el piloto de la que estaba en el hangar revisando la aeronave antes de despegar, Hilda y yo nos quedamos dentro, a ella se le podía ver la cara de dolor que tenía, hacía mucho que no la veía, siempre que iba a casa de Luis, ella estaba en la habitación, cuando le preguntaba a Luis, me decía que estaba indispuesta, eso sucedió las últimas diez veces que fui, a ella le tenía cariño o pena, por el trato que recibía de parte de los dos miserables, de Luis y de Raúl.
-Doña Hilda, usted también me va a hacer daño igual que Raúl, de usted no lo imaginé, siempre la he respetado y le he tenido aprecio, hemos hablado sobre las agresiones de estos dos tipos, he intentado por todos los medios ayudarla, ¿por qué usted doña Hilda?, ayúdeme por favor.
Cuando Raúl me golpeó fuerte, Hilda me limpió la cara con una toalla húmeda, a ella las lágrimas le bajaban por el rostro al verme.
-Hija, yo no puedo hacer nada entiéndeme, yo igual que tu