 Mundo ficciónIniciar sesión
Mundo ficciónIniciar sesiónEl sol comenzaba a caer sobre la costa, pintando el mar de un dorado líquido. Desde la terraza de su habitación Anna podía oír el murmullo de las olas y el canto lejano de las gaviotas, mientras el viento cálido jugaba con los pliegues de su vestido ligero.
Lissandro la rodeó por detrás, sus brazos fuertes ciñéndola contra su pecho desnudo. El roce de su piel la estremeció.
—No me canso de mirarte, amor mio. Eres más hermosa que este paraíso.
Anna sonrió, girando el rostro para buscar sus labios.
—Y yo no me canso de sentirte. Eres mi hogar, Lissandro.
Él la besó primero con dulzura, luego con una pasión que fue creciendo como









