Mundo ficciónIniciar sesiónEl sol de la tarde bañaba el patio del orfanato con una luz dorada y cálida.
Las risas de las niñas resonaban por todas partes, mezclándose con el canto de los pájaros y el sonido de una melodía que silbaba Leandro, quien traía una caja grande con evidente esfuerzo.
—¡Tío Leandro llegó! —gritó una de las pequeñas, corriendo hacia él.
—¿Qué traes, tío? —preguntó otra, con los ojos brillando de curiosidad.
Leandro sonrió con esa mezcla irresistible de arrogancia y ternura que lo caracterizaba.
—Traigo algo muy importante&hell







