Mundo de ficçãoIniciar sessãoLissandro salió en silencio de la habitación. Cerró la puerta con cuidado, como si temiera despertar a Anna con el más mínimo sonido.
Afuera, en el pasillo, Joaquín estaba sentado con Lucía recostada en su pecho. Ella alzó la vista en cuanto lo vio aparecer.
—¿Cómo está? —preguntó con un nudo en la garganta, incorporándose.
—Despertó —dijo Lissandro, con un leve suspiro que sonó a alivio y cansancio al mismo tiempo.
Lucía se tapó la boca, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Gracias a Dios…







