Mundo de ficçãoIniciar sessãoEl corredor era largo, húmedo y helado.
Las luces parpadeaban como si también tuvieran miedo.Lissandro y Leandro avanzaban en silencio, sus pasos resonaban en los muros de concreto hasta llegar a la puerta de acero que daba a la sala blanca.Dentro, el aire olía a desinfectante, metal y derrota.
En el centro, Vittorio Ferrer estaba sentado frente a una mesa.Un brazalete de acero le sujetaba la muñeca, pegándola al tablero, y a un costado descansaban dos llaves sobre una segunda mesa, brillando bajo la luz blanca.Leandro sonrió con esa calma que helaba la sangre.
—Hola, Vittorio. ¿Pensaste que te habíamos olvidado?El hombre levantó la mirada con odio y cansancio.
—Mátenme de una vez. ¿Qué quieren de mí?Lissandro dio un paso adelante, apoyando las manos en el respaldo de la silla.
—Venganza, claro está.






