Marcia, con un gesto de arrepentimiento por haber alejado a la niña del toque de Ariel momentos antes. Suspiró mientras observaba a la pequeña, estaba consciente que podría ser de ellos, pero en esos momentos ella no quería entregar a ninguno de los pequeños y los sentía a todos suyos, pero se la entregó apenada.
—Disculpen —murmuró, tratando de explicar su comportamiento—. Es que estoy muy nerviosa y preocupada. Hay otro pequeño que está con mi suegra; él también está sano. Lo tenía una mujer de negocios que siempre ha perseguido a Marlon desde que estudiaron juntos. Si puedes, ayúdame a cuidar de los cuatrillizos y esos dos. Tú encárgate de los sanos, y yo me dedicaré a los enfermos. ¿Puedes? —Claro que sí, Marcia. Sólo vine de visita, pero si me necesitas puedo llamar a mi casa y qu