Sonia, tras un momento de duda, mostró un leve atisbo de esperanza. Al ver que los demás asentían con aprobación, decidió confiar. Finalmente, le dijo el número, el cual Elizabeth marcó y puso en altavoz. Apenas sonaron unos tonos, una voz femenina respondió, y Sonia la reconoció de inmediato. Era su abuela. Incapaz de contenerse, Sonia comenzó a llorar y a hablar rápidamente con la mujer, quien también rompió en lágrimas al escucharla. Con voz temblorosa, la abuela le aseguró que sus padres y su hermano debían de estar ya en camino para encontrarse con ella. Los demás optaron por darle privacidad, dejando que conversara tranquilamente con su familia.
Mientras tanto, se dirigieron a otra habitación, donde Marlon estaba sosteniendo en brazos a la pequeña recién nacida. La mecía con cuidado, emocionado, mientras la miraba con admiraci&