El capitán Miller todavía sonríe al recordar la expresión de la doctora Elizabeth cuando afirmó que estaban casados. Sin embargo, la sonrisa se le congela al ver entrar a su madre, acompañada de la teniente Malena.
—Hijo, ¡qué bueno que despertaste! —exclamó, feliz, su madre al verlo y corrió a su lado para abrazarlo. Miller pudo percatarse de inmediato de que ella estaba muy asustada, así que, aún abrazando a su mamá, dirigió la mirada hacia la teniente Malena. Esta contaba con que él estaría todavía inconsciente, y eso la ayudaría a gestionar su traslado junto a su exsuegra, a la cual había convencido de que Miller estaba muy grave.—¿Qué haces aquí, mamá? ¿Y por qué estás tan asustada? —preguntó Miller al separarse de ella.—Tu promet