Casi estaba por salir del despacho bajo la mirada del capitán Miller cuando se giró lentamente. No quería perder su trabajo y decidió quitarse a Lucrecia de encima, al mismo tiempo que ganaba puntos con el nuevo director. Por eso le dijo:
—Señor director Miller, disculpe usted. Sé que es nuestro trabajo, pero ahí está de nuevo esa chica llamada Lucrecia, borracha, queriendo ver a la señora Camelia. Desde que la recogió el señor Ariel, viene casi todos los días a dar problemas; siempre era la directora quien los solucionaba. ¿Puede hacerse cargo, por favor, de ella? Esa chica realmente es algo serio.El capitán se quedó observando a Sonia y asintió. Sí que necesitaba mano dura este lugar, se dijo. ¿A quién con buen juicio se le ocurriría poner al frente de este lugar a una mujer como Camelia? Estaba seguro, y por lo que estaba exp