Por su parte, Miller estaba sorprendido escuchando toda la historia que le contaba su amigo. Confesó que él no se había casado y que esa era la segunda cosa en la que quería que lo ayudara, como había mencionado al llegar. Pretendía casarse lo antes posible y formar una familia.
—Quiero encontrar a aquella chica introvertida que me gustaba mucho y que vivía frente a mi edificio. ¿Te acuerdas de que te hablé de ella? —preguntó Miller—. Quizás con alguien como ella pueda lograrlo. ¿Qué opinas? —¡Claro que sí, la encontraremos, ya verás! Un momento —y se giró hacia la puerta para llamar a su esposa—. ¡Sofi…, ven acá, querida, quiero presentarte a mi mejor amigo! Ahora verás qué linda es mi esposa y mis dos hijos. ¡No lo vas a creer, yo todavía no me lo creo! Ja, ja