274. DISFRUTANDO DEL AMOR
Ariel besa apasionadamente a su esposa mientras la estrecha, tratando de hacerla sentir segura. Luego, con calma, le explica que las personas como Leandro no necesitan que su víctima les haga nada. Tienen un gran concepto de sí mismos, y cuando alguien trata de ir en contra de lo que ellos consideran su derecho, se ponen así. Él la eligió para ser su esposa sumisa.
—¿Sabes que la anterior esposa de Leandro lo dejó por maltrato? Y luego te vio a ti, y ¡plas! Pasaste a ser su objetivo —concluyó con un suspiro.
—¡Qué mala suerte! —exclama Camelia, soltándose de los brazos de su esposo y sentándose a su lado—. Pensamos que nos habíamos deshecho de esa loca de Mailen y se asoció con el otro desquiciado de Leandro. Por ese camino, nunca vamos a ser completamente felices.
—No te desesperes, ya verás que l