Marlon dijo que no al detective y, en silencio, le llevó jugo y pasteles que ella devoró con rapidez. Al terminar, se levantó cojeando y se dirigió a la salida, seguida por el detective. Marlon los siguió, con un torbellino de emociones contradictorias en su mente. Consideró llamar a su esposa, pero decidió primero confirmar la verdad de aquella historia increíble.
—Señor Marlon —intervino el detective Rubén junto al auto—, podemos posponer nuestro asunto para mañana si esto es tan urgente. Aunque presiento que no será necesario.—Disculpe, lo había olvidado por completo —respondió Marlon, quien efectivamente había perdido de vista todo lo demás—. Sí, mejor lo dejamos para mañana. Esto no puede esperar.Subieron al lujoso vehículo, que desentonaba completamente con el entorno al que se dirigían.