Después de tres felices años de matrimonio, Salomé Hill es despreciada por su esposo que sin compasión la echa de la casa junto a su hija de dos años, tras descubrir por medio de una prueba de ADN que no es el padre de la niña. Aunque Salomé intenta explicarle que nunca le ha sido infiel, él no le cree porque las pruebas están en su contra. La joven mujer se ve obligada a marcharse en plena noche, bajo un torrencial aguacero, sin dinero y sin un lugar a donde ir, hasta que su mejor amiga termina ayudándola. Sin embargo, su ayuda solo puede ser temporal, por lo que Salomé decide vender su sangre a cambio de dinero rápido para solucionar sus problemas. En el hospital conocerá a Conrado Abad, el hombre más influyente de la ciudad, viudo, con una pequeña de dos años que sufre una grave enfermedad. Él está dispuesto a salvar a su hija cueste lo que le cueste y solo Salomé puede ayudarla. La atracción que surge entre ellos es intensa y apasionada, sin embargo, el destino tiene muchos caminos misteriosos y un error del pasado los llevará a descubrir que sus vidas están unidas para siempre. ¿Podrá Salomé darle una oportunidad a un nuevo amor o estará dispuesta a volver con su esposo cuando se descubra la verdad de lo que pasó? Todos los derechos reservados. Inscrita en Safecreative bajo el número 2305134312998, de fecha 13/05/2023.
Leer más—Jefe, lo siento, pudimos contactarlos, pero ellos se niegan a venir —declaró Kistong un poco nervioso, porque sabía que Graymond Ballmer, no aceptaba un no por respuesta.—Dame la dirección, porque me parece mal hecho de su parte, que no quieran conocer a la única hija de su hermana, la que lo dio todos por ellos. Y si fuera por mí, no me intentaría acercar a ellos, pero lo hago por Salomé, ella los quieres conocer… y todo lo que ella quiere, se lo voy a dar, porque la voy a retribuir por mis años de ausencia y por la soledad que debió enfrentar —expresó con firmeza.—A Dios gracias que no encontró a esa hija cuando estaba pequeña, porque si no la habría convertido en una mujer caprichosa. Y odiosa Salomé y Conrado deberían estar pendiente de eso, porque pondrá a las niñas consentidas y creídas —dijo entre dientes, sin embargo, y pese a que no esperaba que su jefe entendiera y oyera la retahíla de palabras, lo escuchó.—A pesar de lo que has creído durante mucho tiempo, siempre he es
Conrado y Salomé llegaron a su habitación luego de acostar a las niñas, habían disfrutado de la fiesta de boda de sus amigos, ella se sentó en el espejo a desmaquillarse, cuando sintió las manos de su esposo masajear su cuello y hombros. Ella suspiró de placer y se recostó un poco hacia su esposo, cerrando los ojos mientras él continuaba su masaje. —¿Qué tal la pasaste, mi amor? —preguntó Conrado mientras seguía acariciando suavemente el cuello de su esposa. —¡Genial! Definitivamente, fue una fiesta hermosa, me encantó cada detalle. Pero nada se compara con estar aquí contigo ahora —respondió Salomé, sonriendo mientras cerraba los ojos para disfrutar del masaje y caricia de las manos de su esposo, mientras unos leves gemidos de satisfacción salían de su boca. Conrado se acercó a su esposa y donde antes tenía sus manos, colocó su boca, y comenzó a besarla con suavidad, descendiendo por su cuello, mientras acariciaba su piel con ternura. Salomé giró su cabeza para encontrar su boc
Las dos niñas de un poco más de cuatro años, Fabiana y Grecia, le abrieron paso al cortejo nupcial, una de ellas regando flores a lo largo del pasillo de la iglesia que daba al altar, la otra llevaba una pequeña cajita en sus manos que contenía una vela que se debía encender para sellar el compromiso entre Dino y Julia, sus miradas suaves y sus sonrisas radiantes llenaban de alegría al lugar Detrás de ella Adriana, llevaba los anillos, con una sonrisa feliz en su rostro. Durante ese tiempo le había dado una oportunidad a Dino de conocerse, y se había dado cuenta de que era una buena persona, y sabía que siempre podía contar con él. Por eso, no pudo evitar sonreír feliz mientras caminaba. Su madre detrás de ella se movía lentamente, sintiendo su corazón golpetear con fuerza en su pecho, mientras era llevada por Conrado. Entretanto en el altar, Dino nervioso la esperaba, cuando llegó a su lado él no pudo contenerse y halagó a su esposa. —¡Estás preciosa! Eres la mujer más hermosa que
Conrado y Salomé estaban sentados en un banco del jardín tomados de la mano mientras veían a sus hijas jugar con sus muñecas.Con la otra mano él acariciaba el prominente vientre de su esposa.—¿Te sientes bien? ¿No te duele nada? —interrogó un preocupado Conrado.—Estoy perfectamente, con un antojo de comerme unos ricos helados, es que este bebé me da mucha hambre.—Voy a buscártelos y a las niñas que seguramente cuando te vean comiendo ellas también lo van a querer —respondió dándole un beso con suavidad en su boca, antes de levantarse e ir a la cocina.Justo cuando se levantó, entró Graymond junto con Kistong y varios de sus hombres con cajas de regalos. Apenas lo vieron entrar, las niñas corrieron hacia su abuelo, este soltó las cajas y se agachó para alzarlas.—Mis princesas hermosas ¿Cómo están?Las saludó feliz y es que desde que les habían dicho a las niñas que era el padre de su madre, él se acercó para ganárselas, y no se le hizo difícil hacerlo, o por lo menos no a Grecia,
Cuando llegaron, el hotel era lujoso y elegante, la habitación estaba decorada con rosas y velas, creando un ambiente romántico. Cristal se sintió como una princesa, y él como un gran señor en un castillo.Joaquín miró a Cristal con una mezcla de amor y ternura en sus ojos, ella era lo más maravilloso que le había pasado en la vida y no podía sentir más felicidad de la que estaba sintiendo en ese momento.—Me parece increíble que finalmente seamos marido y mujer —dijo Cristal con una sonrisa en su rostro.—Ni yo puedo creerlo, eres el mejor regalo que la vida me ha hecho, me recompensó con tu amor aun sin merecerlo —respondió Joaquín mientras se acercaba a ella para besarla.Cristal respondió al beso con pasión, mientras sus manos se deslizaban por el cuerpo de su esposo, explorando cada rincón con una expresión de deseo en sus ojos.Por un momento se observaron mutuamente, con una conexión intensa que parecía crecer cada vez más. Joaquín acarició el rostro de su esposa, admirando su
El disparo resonó en el lugar, la gente corría despavorida de un lado a otro para resguardarse de los disparos, todos gritaban desesperados.Pero en el suelo yacía una mujer herida y enseguida apareció un hombre vestido con un uniforme camuflado de negro, con el rostro cubierto con un pasamontaña, se acercó y revisó los signos vitales de la mujer que aún seguía con vida, mientras marcaba a emergencia para que enviaran una ambulancia.La gente que no lo conocía lo miró temerosa, porque el hombre en frente exudaba peligro, poder, cuando se quitó el, un respiro de admiración salió de la boca de algunas mujeres, y es que Melquiades tenía los ojos azules intensos, una mirada penetrante y una mandíbula cuadrada capaz de dejar sin aliento a cualquiera.Conrado caminó hacia él, se dieron las manos en señal de que todo estaba bien, ellos habían planificado eso, porque Conrado había sospechado que algo así podía ocurrir, se había acostumbrado a dejarse llevar or su instinto y este nunca le fall
Joaquín y Cristal, se estaban preparando para la boda, había logrado esos cuatro meses librarse del compromiso, porque Conrado estaba entretenido en resolver los problemas relacionados con Sergio, Graymond, y no había tenido tiempo de estar pendiente de que su ahora amigo cumpliera su palabra de casarse con su hermana.Por eso una semana antes lo enfrentó.—¿Qué dijiste? ¿Qué cómo estaba ocupado no te iba a hacer cumplir con tu palabra de casarte con mi hermana? —inquirió en tono molesto Conrado.—Por supuesto que he querido cumplirla, ha sido tu hermana quien no ha querido, cuando le pregunto me dice que no es necesario y sabes que no la quiero enojar y que me dé una patada, me ha costado mucho reconquistarla, para perderla tan fácil —mencionó Joaquín con preocupación.—¿Te vas a dejar gobernar por una chiquilla? —inquirió Conrado.—Que tiene el carácter de los mil demonios, antes era tan dulce, pero creo que el golpe en la cabeza le zafó una neurona o algo así, porque ahora es una f
Julia se incorporó y se sentó de pronto en la cama con preocupación, cuando escuchó la voz de su Adriana llamándola.—Mamá, ¿Qué te hiciste? —interrogó la niña al otro lado de la puerta.Julia se levantó de la cama, recogió la ropa con premura y se la dio a Dino haciendo seña para que se metiera en el baño y su hija no la viera.Mientras él desapareció en el baño, ella comenzó a vestirse con rapidez.Dino hizo lo mismo, los dos se veían muy nerviosos. Ella salió y detuvo a su hija que estuvo a punto de abrir la puerta de la habitación.—Mamá ¿Qué hacías? ¿Por qué te tardaste? Te estaba llamando y no me respondías.—No te escuché, estaba indicándole a Dino el baño de mi habitación —justificó, deseando que su hija no preguntara más, pero ella era muy curiosa y no creía que se quedara callada.—¿Y por qué le estabas mostrando el baño de tu habitación, si está desocupado el de visitantes? —interrogó la niña con una expresión de curiosidad.Julia sintió un sudor frío recorrer su espalda mi
Los días fueron pasando y las cosas fueron volviendo a su lugar, Dino comenzó a visitar diariamente a Julia, quien había terminado alquilando un apartamento de dos habitaciones.La primera vez que la visitó le abrió la puerta Adri, quien de inmediato frunció el ceño cuando vio a Dino.—¿Qué está haciendo usted aquí? —interrogó seria.—Vine a visitar a tu madre ¿Me puedes permitir pasar? —preguntó temiendo la negativa de la pequeña.—¿Por qué la quiere visitar? —insistió la pequeña.—Porque somos amigos —respondió un tanto nervioso.—¿Estás enamorado de ella? —preguntó de manera frontal y él abrió los ojos de par en par, pero por un momento la pregunta de la niña lo dejó sorprendido y ella lo malinterpretó—, si no está enamorado de ella, no le voy a permitir que se acerque para que le haga daño.De inmediato Dino le aclaró.—Si estoy enamorada de ella, y quiero hacer todo lo posible porque me acepte en su vida, y tú también, porque eres muy importante para tu madre —respondió con since
EL ERROR QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS es una obra Romántica de Jeda Clavo que protagoniza Salomé Hill, una chica que, por error, es tenida como adúltera por su marido y es expulsada de su casa junto con su pequeña. El destino la cruza con el prestigioso Conrado Abad, con quien mantendría una relación acalorada, pero pronto ella tendrá que decidir entre Conrado y su ex. Esta impactante historia tiene 100 capítulos y una calificación excelente (10/10), acumulando 273,1K lecturas. Acompaña a la sufrida Salomé en la excitante novela "EL ERROR QUE CAMBIÓ NUESTRAS VIDAS", ¡disponible en BueNovela!