A causa de un mal asesoramiento curricular, la joven estudiante de derecho May Lehner termina en la clase del estricto y malhumorado William Horvatt, quien por cierto, más que maestro, parece modelo de alta costura. El encuentro sacará chispas, pero no será el amor lo que florecerá entre ellos. May comprobará que el odio a primera vista y que el completo desprecio a segunda, existen y son más reales que nunca. Historia protegida.
Ler maisMay Lehner no creía en el amor a primera vista, pero estaba segura de que el odio a primera vista sí existía y había atacado a su profesor de derecho común con un fulminante flechazo.
Apenas sus miradas se cruzaron, él frunció el ceño, se volvió en dirección al pizarrón y comenzó a escribir su nombre completo y una lista de cuestiones que no iba a tolerar.
Mientras ella buscaba un asiento libre—ocasionando un poco de desorden en el intertanto—dirigió una mirada prudente a la pizarra, solo para comprobar que el profesor, de nombre William E. Horvatt, había añadido al final de su dichosa lista, un mensaje hostil dirigido especialmente hacia ella.
Con letra imprenta y a punta de mayúsculas, se leía lo siguiente:
LA PUNTUALIDAD ES LA CLAVE.
SI LLEGAS TARDE A UNA ENTREVISTA DE TRABAJO, PUEDES ESTAR SEGURO DE QUE NO CONSEGUIRÁS EL EMPLEO.
LO MISMO CON UN JUICIO. Y NO HAY NADA MÁS PATÉTICO QUE PERDER UN JUICIO POR LLEGAR TARDE.
May se detuvo abruptamente en medio del pasillo. Él dejó el plumón sobre el reposadero del pizarrón y se volvió. Sus miradas hicieron contacto por segunda vez, pero no fue la chispa del amor lo que surgió entre ellos. Ella confirmó que el odio a primera vista y que el completo desprecio a segunda, existían y eran más reales que nunca.
...William Horvatt renunció a todos los clientes que tenía y sacó todas sus pertenecías de la oficina que tenía en el estudio de su padre una mañana de sábado. Una vez hubo cerrado la puerta, se encargó se quitar su nombre, grabado con letras doradas, sobresalientes y presuntuosas. Le llevó un poco más de tiempo, pero fue un alivio cuando la puerta quedó limpia. Esa ya no era su oficina ni lo sería nunca más.También se deshizo de su lujoso apartamento. Siempre supo que no necesitaba vivir en un lugar tan grande y que ostentar no era, al fin de cuentas, parte de su estilo. Por eso, vendió su coche, se compró algo más pequeño y rústico y cuando la venta de su apartamento se hizo efectivo,
...Los días transcurrieron y la prensa fue quitándole importancia a la muerte de Aaron Fitzmore. Después de mencionar que la fiscalía de Matanza había fijado un plazo de noventa días de investigación, aun sin sospechosos y formalizados, pasaron a otra noticia y, con las semanas, el asunto quedó casi en el olvido para el común de la gente.Menos, por supuesto, para los implicados. Benjamin Horvatt llevó a cabo un trabajo de joyería del mismo modo que había logrado hacer crecer la empresa de Enric Wester. Fue como volver hacia atrás en cada una de las acciones que había ejecutado con fiscales, inspectores, jueces y trabajadores o familiares de las industrias de D&M. Tuvo que recordarles lo que habían hecho,
...William no había pensado en la esposa de Aaron, ni en sus colegas de la oficina ni en absolutamente nadie además de él mismo cuando llegó a fiscalía de Matanza y se enteró de que ellos también habían declarado.Entonces, se le cerró la garganta y durante unos segundos no supo que decir. Se sentía como un estúpido. Era evidente que habían sido citados a declarar. Todo aquel que tuviera algún vínculo con Aaron había sido citado a declarar. Sin embargo, a él le había preocupado su propia declaración y, ahora que también lo sabía, la de May.Que idiota podía ser el ser humano cuando estaba asustado.
...William no pudo eludir más tiempo el llamado a declarar por la muerte de Aaron. La fiscalía de Matanza se consiguió una orden del juez y se presentó ante su apartamento cuando eran las diez de la mañana del día sábado.Que oportunos, ¿no?Recibió la orden, con el apercibimiento legal destacado en negrita, y cerró la puerta emitiendo un largo suspiro. Contempló un momento el papel y luego lo dejó sobre la mesa de la cocina.Del refrigerador, sacó leche, huevos y fruta. Puso el hervidor y comenzó el proceso de preparar un desayuno que esperaba no terminara en desastre. Nunca había preparado huevos revueltos, pero
...Paul Ender no era de los que sintiera remordimientos. Había nacido así, lo suponía, porque no tenía recuerdos de su infancia temprana y los que sí tenía apuntaban a una no muy buena. Había matado animales solo por placer. Pájaros, conejos, enormes ratas escondidas en el sótano de su casa. No estaba seguro de qué era lo que lo llevaba a hacerlo, pero sabía muy bien que no era normal. Así que, sabía también que no estaba loco, porque un loco no razonaría lo que hacía y determinaría que no estaba bien. Un loco se dejaría llevar por sus impulsos anormales sin cuestionárselos. Él estaba bien de la cabeza, solo que era diferente a los demás y no le importaba si estaba bien o mal.
...Las noticias seguían hablando de Aaron Fitzmore y la investigación en torno a su extraña muerte. A varios expertos no les hacía sentido que un abogado como Aaron hubiera ido a dar una vuelta a Wallas solo porque sí, mucho menos que hubiera sido asaltado por unos delincuentes. Después de todo, había sido hallado con todos sus artículos personales. Incluso, su auto estaba aparcado a unos cuantos metros de distancia, intacto.— Ni siquiera se llevaron la rueda de repuesto — comentaba el periodista, mientras imágenes del coche de Aaron, aun en el lugar del delito, pasaban en una secuencia que se alternaba con fotografías del famoso penalista.May, que se preparaba para asistir a su primer
Último capítulo