CAPÍTULO OCHO: NO TODO ESTÁ DICHO.
Alice Collins.
La reunión terminó bajo mucha tensión y agradezco en parte que se haya terminado y que ahora estemos en la sala tomando un té como si nada hubiera pasado minutos antes.
Lo que me dijo mi padre y de sus planes para mí, no me lo esperaba realmente. Una cosa es cumplir con la sociedad y las apariencias, y otra es buscarme un esposo y que ese mismo sea el padre de mis hijos.
¿Cómo si yo lo necesitara? Ruedo los ojos al pensarlo.
— ¡Son preciosos! — menciona mi madre, acariciando a Matt y mirando a Aiden—. ¿Verdad, Damon? — le pregunta sin apartar la mirada de mis hijos.
¡¿Dónde se guardó la impresión que le causaron?! Teatro.
— ¿Eres mi abuelita? — pregunta con inocencia Aiden con esos ojos iguales a los míos, brillantes.
— Sí, mamá dijo — le recuerda Matt con graciosidad, pero mi madre le responde.
— Sí — dijo, con ternura—. ¿Y tú cómo te llamas, mi amor? — Aiden, y él es mi hermanito Matt.
Mi madre se lleva la mano a la boca y sus ojos s