Dos días después de hacerme la cesarea y la muerte de mi pequeña, la doctora me dio el alta, entre en el cuarto de baño acompañada de Claudia que me ayudó a vestirme ya que la cicatriz que tenia aun me dolia y no podía ponerme de pie muy bien, volviendo a entrar en la habitación una vez vestida, viendo a Robert sentado en la cama donde estaba, vestido con pantalones vaqueros ajustados y un polo que le marcaba su perfecto abdomen
— Que guapo estas, siempre te he visto con la bata y me he quedado sorprendida al verte con ropa informal — le dijo Claudia
— Gracias por el piropo Claudia, Sofía cielo ¿estás lista para marcharnos? — me preguntó Robert
— Puedes pedir una ambulancia para que me lleve a mi casa — le respondí
— No, os llevo yo en mi coche a vuestra casa, además tengo aquí la silla de ruedas para hacer carreras contigo por los pasillos — me dijo sonriendo, pero yo no tenía ganas de bromas en ese momento
Me senté en la silla de ruedas llevándome Robert hasta el ascensor, cuando ya