22- Ahora es personal...
El amanecer llegó demasiado pronto. Nas abrió los ojos y lo primero que vio fue la silueta de Dominik, de pie frente al ventanal de la cabina, con un cigarro entre los dedos y el teléfono en la otra mano, como si estuviese esperando una llamada.
—No quise despertarte—comenta el sin mirarla.
Segundos después, gira su rostro y con una sonrisa ladeada le dice "buen día". Ella le devuelve una sonrisa tímida, y cuando está a punto de responder, el teléfono de Dom empieza a sonar.
Contesta de inmediato.
"¿Cuando?", "¿estás seguro?", " ese desgraciado", "mantenme informado"—fueron las pocas palabras que dijo antes de colgar.
Aún con el teléfono en la mano y con su puño cerrado golpeó levemente y en reiteradas ocasiones el cristal del ventanal. Su espalda estaba tensa, como si cada músculo estuviera listo para la pelea.
Era fácil adivinar que no había recibido buenas noticias.
—¿Paso algo? —preguntó ella, incorporándose.
Él no respondió enseguida. Dio una última calada, apag