El salón privado del viejo hotel estaba cargado de humo, whisky y miradas afiladas. Una larga mesa de roble reunía a los hombres más poderosos de la ciudad: jefes de territorios, viejas leyendas del negocio y herederos que buscaban probarse en aquella mesa.

"Los cinco grandes", así les dicen. No se llaman amigos, pero se necesitan. Durante años pactaron un acuerdo férreo: ninguno se mete con el negocio del otro. Si uno lo hace, lo paga con sangre.

Victor "El Alquimista" Moretti, el más veterano. Se encarga del tráfico de cocaína. Un italiano, ex químico que cuando joven abandonó los laboratorios para cocinar cocaína con una pureza casi imposible. Viste un traje impecable, lentes redondos, siempre oliendo a tabaco fuerte. Sus manos ya no suelen estar manchadas de nicotina. Es frío, calculador, habla como si diera lecciones. Le gusta recordar a los demás que sin su “polvo blanco”, sus clientes no tendrían energía ni para negociar.

Roger "El Banquero" Herrera, encargado del lavado de din