Monserrat, Rafaela, y las otras esposas que estaban escuchando como ofendían a su amiga, ya estaban enfurecidas y dispuestas a defender a Ana Sofía.

— Parece que hoy fue el día de reunión de las mujeres abandonadas, siempre la novia, siempre la amante, pero nunca la esposa, parece que ningún hombre inteligente y exitoso las toma en serio, ustedes no valen su tiempo, y nunca serán consideradas candidatas a ser la señora de alguien con algo estatus como lo son nuestros maridos.

— !Rafaela Mendoza, no seas tan engreída solo porque sedujiste a Valdimir y quedaste embarazada de él. De ni haber sido por eso ese atractivo hombre no se habría casado contigo!

— Marina, marina, no te enteraste, ¿Cierto? Fué Vladimir quien le suplicó a mi padre que me permitiera casarme con él. La familia Mendoza no necesita de la riqueza de la familia Darkok, sin embargo mi esposo está dispuesto a darme todo lo que desee, me consiente en todo, su hijo y yo somos su adoración, de ti ni siquiera se acuerda.