El ex Pakhan miró a los mafiosos como si les hubieran salido dos cabezas, esa explicación no era suficiente.
El hombre ruso rió a carcajadas, esa era una muy buena broma.
— Su sentido del humor ha mejorado mucho desde aquella vez que nos reunimos en ese exclusivo bar, yo era jóven, recién mi padre me había soltado a la Vratva después de haberme hecho entrenar hasta casi morir. Rondaba en mis veintisiete años, follamos como locos a esas lindas bailarinas, recuerdo, así que la explicación que me han dado... Lo siento pero no es creíble, los hombres lobo solo son leyenda.
— Bruno, ven aquí.
— Oh, vamos, Damiano, este traje hecho a medida me costó muchos dólares, y tú quieres tomarme de ejemplo, ¿Por qué no mejor pones a Massimo? A ese Alfa le encanta lucirse.
— Jmm. Todavía soy el tercer Alfa Gambino, en jerarquía estoy por encima de ti, Bruno. Así que no hay más remedio que te sacrifiques, o al menos que te desnudes antes de transformarte.
Sin decir nada más, el cazador c