Los azules ojos de Elizabeth, se fijaron en la verde mirada de ese poderoso hombre que ahora significaba una amenaza para ella y para el bebé.
— El bebé... Esa noche fue mi primera vez, tú... eres el único hombre con quién he tenido... Sexo... — La doctora dijo lo último casi en un susurro. — Pero eso no quiere decir que te tengas que hacer cargo de la criatura, no te voy a pedir nada, ni siquiera pensión alimenticia, tengo una carrera, yo puedo hacerme cargo sola sin ningún problema.
Elizabeth no lograba leer el rostro del apuesto hombre, mucho menos su mirada, solo pudo ver como sus pupilas se contrajeron, no dudó en preguntarse como podía hacer tal cosa, pero ahora lo único que le importaba era poder escapar de ahí.
— Estás esperando a mi heredero, ¿Y tú quieres que yo haga como si no supiera nada y te deje ir? ¡Yo soy el padre, con un demonio, no me vas a dejar por fuera de esto!
— ¿Entonces que pretendes hacer? !No somos nada, ni amigos, ni novios, ni siquiera amantes