Tan cerca de su alma gemela.
La doctora sintió que en ese momento solamente tenía el consuelo y el apoyo de ese hombre desconocido al que habían llamado rey de los vampiros. Debía tomar decisiones y actuar cuánto antes, ella ya no se sentía segura en el palacio.
— ¡Cállate Vladish, nunca haría algo como eso, no soy tan desalmado como para separar a una madre de su hijo! No lo escuches Elizabeth, es evidente que el vampiro nos odia a los licántropos.
— Por supuesto que los odio, aunque tenemos un tratado de paz, han matado a muchos miembros de mi clan, para mí no son más que perros pulgosos en la tierra, su arrogancia y complejo de superioridad está muy sobrevalorado.
— Vladish, estás herido, mira como sangras, vamos, déjame curarte, mi habitación está por acá.
— !Alto, aléjate de la futura madre de mi cachorro, vampiro, jamás te dejaría estar a solas con ella!
— ¿Por qué? ¿Me crees capaz de matarla? De quererlo ya lo habría hecho, pero lo último que haría sería herirla.
— Deja de pelear señor Gamb