Después de ver aquella discusión entre Ryan y Aztrid, no pude sacudirme la sensación de que algo se estaba rompiendo en la manada… y quizás también dentro de mí.
Aun así, tuve que seguir como si nada.
Pasé las horas previas a la fiesta terminando de decorar el salón, moviéndome de un lado a otro con la cabeza baja y las manos temblando. Cada lazo, cada arreglo, cada mantel que acomodaba era solo una excusa para mantener mis pensamientos ocupados, para no revivir la escena que acababa de presenciar. Pero en realidad, mi mente estaba en otra parte.
En mi plan.
Sabía perfectamente que esa noche la Luna Superior y los ancianos aparecerían, harían su entrada solemne solo para después encerrarse en esa reunión secreta que realizaban cada mes. Creían que nadie lo notaba… pero es fácil pasar por alto a los esclavos cuando nos consideran menos que polvo.
Ellos hablaban, susurraban, se movían, y nunca pensaban que nosotros escuchábamos.
Que veíamos.
Que recordábamos.
Cuando por fin llegaron las