2.

Lo besé abiertamente, él sujetó mi cintura mientras me correspondía el beso desvergonzado lleno de miradas  sorprendidas. Me sorprendió lo rápido que fue para vulneral mi muro valentía al deslizar la lengua dentro de mi boca, una ola de sensaciones extrañas me recorrió als entir su cálido aliento contra mi piel, incluso cuando él me sujetó de la nuca no pude evitar-

— Nosotros... Eh, será mejor que sigamos con la junta después.

Empujé a Alejandro de repente, él se rió descarado pero mi rostro se volvió rojo por la verguenza de haberme dejado llevar con público presente. Alejandro les permitió irse y en poco tiempo quedamos solos.

— ¿Has mejorado tu forma de pedirme favores? — Alzó una ceja, rodé los ojos. — Recordaba que solo volteabas a mirarme como un gato rabioso.

— ¡No es lo que crees! — Me excusé, quiero morir de la verguenza. — Es solo que... No te odio.

Al menos no ahora.

Alejandro me miró con incredulidad.

— ¿Y tu tonto novio? ¿Qué hay con él?

Me mordí el labio por dentro, no pude mirarlo a los ojos.

— Olvídate de él, es parte del pasado. — Sostuve sus mejillas, mirando sus labios igual de hinchados como los míos. — Lo que diste antes de ser pareja... Acepto.

No soy tan tonta como para creer que Alejandro queire una relaicón auténtica conmigo, sé de primera mano que no está motivado por sentimientos personales si no por su obsesión de acumular posesiones.

Y a sus ojos no había trofeo más valioso que yo: La heredera biológica de la industria con más años de historia en el país.

— ¿No te arrepentirás luego por esto?

Pero yo tampoco estoy motivada por deseos románticos.

— No, pero necesito algo de tiempo...— Murmuré. — Así que no podemos revelar que estamos saliendo al público todavía.

Romper unilateralmente con Lucas solo me traería más problemas a mi ya dañada reputación, empezar a salir de repente con Alejandro tampoco sería beneficioso para él y terminaría siendo contraproducente.

Necesito colectar pruebas de la infidelidad entre mi prometido y mi hermanastra o esto no serviría para nada.

No...

Yo necesito que esos dos se queden juntos.

— ¿Quieres salir a comer hoy? — Le pregunté de repente a Alejandro, empezando a maquinar un plan dentro de mi cabeza. — Hay un restaurante muy bueno de comida marina, sé que te gustan los mariscos.

...

Pasadas las nueve de la noche decidí volver a casa, me negué a que Alejandro me trajera y preferí optar por un taxi que él mismo mandó pedir.

Mi teléfono vibró apenas me bajé.

De: Número desconocido.

''Espero que hayas llegado bien a casa, el gps dice que el taxi ya se detuvo en su destino.''

¡¿Me rastreó con un Gps?!

Responder:

''No hagas eso, asusta como el carajo.''

Me respondió en seguida.

De: Número desconocido.

''Debo cerciorarme que mi chica llegue bien ;) No fue fácil de conseguir, tuve que suscribirme a la app de taxis por 5$''

Suspiré y me llevé la mano a la cabeza.

''¿Desea agendar este número en sus contactos?''

*Aceptar*

''Agendado como: Sherlock holmes de 5$''

Al abrir la puerta vi a toda mi familia en el salón, todos voltearon a verme rápidamente. Me sorprendí de ver a Isabela fuera del hospital tan pronto, pero no dije nada al respecto.

Incluso Lucas estaba ahí.

— Buenas noches. — Murmuré de mala gana. — ¿Por qué están teniendo una junta aquí?

— ¿Dónde te metiste hasta ahora? — Lucas se levantó del sillón y caminó hacia mí. — ¿Por qué llegas tan tarde? Incluso tu teléfono está apagado.

— Salí a buscar algunos medicamentos que son difíciles de conseguir, la enfermera fue amable conmigo y me dijo dónde comprarlos pero es al otro lado de la ciudad. — Agité la bolsita en mi mano, en realidad solo tenía fármacos de libre venta que conseguí a mitad de camino de regreso. — Luego pasé por el trabajo debido a un incidente.

— ¿Un incidente? — A juzgar por la expresión en su cara, Lucas se sorprendió. — ¿Por qué no me llamaron? Pedí que no te molestaran.

Ya veo, así que él realmente tiene todo manipulado y listo para sacarme del juego.

— ¿Por qué te llamarían a tí cuando ni siquiera estamos casados, cariño? — Le di un suave pero muy venenoso beso en la mejilla. —  Lo normal es que llamen a la dueña cuando ocurre un problema.

Ví la cara del Lémur tensarse con rabia, por primera vez en mi vida me dirigió una mueca de disgusto pero la cambió en cuestión de segundos por una sonrisa. Al aprecer es así como oculta sus verdaderos sentimientos.

— Estábamos preocupados por tí, creímos que te había pasado algo malo. — Isabela también se levanta débilmente con la ayuda de mi madre, pero no avanza demasiado. Estaba esforzándose por irrumpir en nuestra cercanía.— Lucas es un buen hombre, debiste al menos avisado que ibas a escabullirte sola hasta la noche.

Otra vez, ese maldito tono de insinuación que Isabela hace. Finge inocencia cuando quiere acusarme de algo frente a los demás, se lleva una mano a la boca y tose suavemente, si yo decidiera defenderme con gritos solo se desplomaría y la culpa recaería sobre mí como siempre.

Alcancé a ver el anillo que usaba descaradamente en mis narices, como si tratara de darme una bofetada silenciosa. Debí haber sido muy divertida para estos dos.

— Tienes razón, Lucas es el mejor. Tenemos que fijar una fecha para la boda ¿Verdad, cariño? — Rodeé a mi prometido del cuello, lo noté tenso pero lo miré fijamente y él me rodeó la cintura. — Es el hombre más maravilloso del mundo, espero que nuestros hijos hereden esas nobles cualidades.

Cada palabra me estaba quemando la garganta, estaba temblando de manera inconsciente por el coraje y aún así apagué el fuego que me hormigueaba en la boca en los labios de Lucas, ni siquiera le di el tiempo para rechazarme.

Fue un beso... Simple, nada comparado con la intensidad de Alejandro. Estaba resignada a los besos sencillos e insípidos de Lucas casi como una maldición por el resto de mi vida, su mala experiencia no es capaz de provocarme ni siquiera una polilla en el estómago, pero es suficiente para avivar las llamaradas de los celos en Isabela.

— ¡Bella! — Exclamaron tanto mis padres como Lucas cuando ella se desplomó convenientemente sobre el sofá.

Lucas me soltó para correr a ella y tomarla en brazos, corriendo desesperadamente. Pero nadie conoce tan a la perfección a Isabela como yo, el ligero tic nervioso de su ceja, el pequeño espasmo en sus dedos. Todo era una farsa.

— ¡Esperen! — Los detuve en la entrada. — La doctora antes me dijo cómo hacerque reaccione a tiempo.

Dejé caer mi bolso al suelo, mi rostro expresaba una preocupación genuinamente falsa y mis padres me permitieron acercarme a Bella.

Rápidamente saqué una píldora de una pequeña caja, Lucas me consiguió el agua y de alguna forma logramos triturar y dársela a Isabela, quien no tenía más opción que tragar o atragantarse.

— ¿Para qué es eso? — Preguntó mi madre, asustada, pero no le contesté.

— Mi querida hermana...— Murmuré acariciando su mejilla. — Tú que eres tan débil y TAN buena... Quiero que te mejores cuanto antes así que voy a ayudarte.

Alcé mi mano, abriendo los dedos para estampar la primera bofetada en la cara de Isabela.

— ¡¿Qué estás haciendo?!— Saltó mi padre, exasperado. Lucas me había detenido la mano.

— ¡Si no logramos hacer que reaccione cuanto antes podría no despertar! —Expliqué.— La doctora dijo que lo más importante es ayudar a que el paciente reaccione.

Ellos se miraron entre sí, inseguros, por supuesto que ellos no sabrían lo que dijo la doctora. La única que cuida a Isabela todos los días soy solo yo.

— Bella, por favor despierta ya.

Azoté, pegué y pellizqué sus mejillas hasta que la piel se tiñó entre tonos rojos y morados. Podía notar el ceño fruncido de Bella y la cara de incomodidad de los demás, pero las lágrimas bajando por mis mejillas eran igual de genuinas, incluso mis gritos lastimeros resonaron por la sala de estar.

Isabela no pudo soportarlo más y terminó girando la cabeza, arrugando el entrecejo mientras se llevaba una mano al estómago.

— ¡Funcionó! — Exclamó mi madre. — ¡Rápido, hay que llevarla al hospita de nuevo!

Sí, será mejor que vayan antes de que ese laxante que le dí haga efecto en medio de la sala.

— Volveré pronto ¿Sí? — Me dice Lucas en cuanto mis padres salieron, siguiéndolos como alma que lleva el diablo.

Yo me sorbí la nariz, limpiándome la cara con las manos. El mareo y el asco me hicieron caer al suelo cuando finalmente estuve sola, mi pecho se estrujó y finalmente colapsé en el suelo.

¿Cómo pude ser tan tonta como para no darme cuenta?

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