Me arrastré con las pocas fuerzas que me quedaban hasta el borde de la piscina mientras Olivia intentaba infructuosamente mantenerse a flote, agitando los brazos con agonía, como si eso fuera a impedir que se la tragara el agua.
Me lancé a la piscina y, tratando de olvidar el insoportable dolor que me golpeaba, tiré de ella hacia arriba en un intento de hacerla llegar al borde. Pronto Olivia estuvo a salvo. ¿Y yo? Bueno, me daba igual. Hacía tiempo que no me daba cuenta de que su vida valía más que nada, sobre todo que la mía.
Irónicamente, la persona a la que quería hacer sufrir, para poder golpear a mi mayor enemigo, fue la que me dio un nuevo rumbo en la vida... Y me enseñó sobre un sentimiento que hasta entonces creía conocer, pero no: el amor.
Mantuve la calma, a pesar de todo, y así conseguí mantener mi cuerpo algo a flote, mientras la sangre que goteaba de mi cuerpo teñía el agua de la piscina de un rojo intenso, que pronto se mezclaría con la de Rowan, que intentaba alcanzar e