- Sabía que tenía que elegir hasta su ropa interior. ¡No puedes confiar en una mujer que ama el naranja!
- Esta vez... ¿Estás aquí porque quieres, Gabe Clifford? - pregunté, con la voz quebrada.
Nos importaba poco lo que ocurría a nuestro alrededor. Parecía como si ese diálogo fuera forzado, en reparación por el pasado.
- Siempre quise casarme contigo, Olivia Palito. Y si no te rechacé ni siquiera cuando llevabas un vestido de novia morado con velo verde, ¿por qué iba a hacerlo ahora, cuando eres la novia más hermosa que he visto nunca?
- Mi prometido sigue siendo bajito... ¡e increíblemente guapo! - recité, sonriendo, recordando cada palabra que habíamos intercambiado en aquella iglesia hacía poco más de un año.
- Menos mal que somos una pareja emparejada... Pero confieso que volvería a casarme con la novia cadáver. - Se rió.
- Yo estaba tranquilo ese día. Y lo único que quería era pronunciar mis votos. - Y supe que detrás de toda su ira y arrogancia, había un hombre con corazón y qu