Llegué a la residencia de Aneliese Clifford exactamente a las 20.00 horas, como estaba previsto en la invitación. Me recibió el ama de llaves:
- La señora Clifford te está esperando", me dijo, dándome el visto bueno.
Seguí a la mujer de mediana edad, que me condujo al íntimo salón. Allí estaban Aneliese, Rarith y... Rowan. Cuando la mirada de aquel hombre se posó en mí, sentí náuseas. Recordé las amenazas que me había proferido y me pregunté si alguien sabía cuánto le desagradaba.
Seguro que Aneliese no pensaba como su marido, o no me habría invitado a cenar ni me habría mostrado tanta amabilidad y afecto cada vez que me veía.
Rarith corrió hacia mí y yo me agaché ligeramente para levantarla. Recibí un fuerte abrazo y un beso en la mejilla:
- ¡Viniste, Olivia!
- ¡Sí!" La apreté entre mis brazos.
Aneliese me recibió con una sonrisa y un cálido abrazo:
- ¡Bienvenida, Olivia!
No sabía si saludar o no a Rowan, que no hizo ademán de levantarse al verme. Entonces oí pasos detrás de mí y la