- Así que necesito cambiar... Este jersey no es para la noche de bodas. Tengo algo especial que mi...
Gabe me agarró de los brazos y me obligó a mirarle:
- Dormiré contigo... Si me encuentras en una de las 39 habitaciones de esta mansión.
No le quité los ojos de encima. Y no estoy segura de cuánto tiempo permanecimos así, con él sujetándome por las muñecas. Para alguien que se empeñaba en que el tiempo era oro, mi marido perdía buena parte de su tiempo mirándome. Lo peor de todo es que no podía leer nada en aquellos ojos azules. Eran fríos... Y vacíos.
- Ya no estoy en edad de jugar al escondite. - le contesté.
- Ya tienes edad para entender frases sencillas, Chuchu... Como: "No siento ningún deseo por ti y no voy a dormir a tu lado... nunca".
- No hablé de dormir, Gabe. En realidad, estaba pensando en algo mucho más interesante... Como... Tú follándome.
- ¡Me das asco, Olivia!
- Gabe, por favor... ¡No quiero odiarte!
- Todo lo que quiero es que me odies, Olivia. - Se acercó tanto que