CAPÍTULO 59: RETRASO
Elena
Los días me pasan sin darme cuenta, cuando veo el calendario ya ha transcurrido una maldit4 semana. Durante todo ese tiempo apago las llamadas de Jacob sin siquiera leer los mensajes.
Con todo lo que pasó con Jacob, casi olvido que él fue quien trajo al neurólogo para Nico. La primera vez que el doctor vino, estuve a punto de decirle que se fuera y que se llevara también a Jacob, pero no puedo poner mis enojos por encima de la salud de mi hijo. Acepté que el médico siguiera atendiéndolo con una sola condición: Jacob no se mete. Nada de visitas, nada de llamadas, nada de aparecerse.
El doctor empezó la medicación y ajustó un tratamiento experimental que explicó con calma. Hicimos controles, horarios y un plan claro pegado en la pared. Las noches mejoraron; no hubo más convulsiones. Nico duerme bien y amanece menos cansado, y yo respiro un poco mejor.
En la última consulta, Nico suelta, serio:
—Quiero ir al colegio.
—No.
Mi primer impulso es decir no. Me sale