CAPÍTULO 14: UN SECRETO A MEDIAS
Jacob
Hace tres horas que ella se fue de vuelta a Miami, yo sigo de pie frente a la ventana de la suite. Nueva York brilla, pero nada logra distraerme, mi cabeza no descansa. Elena se marchó con una urgencia que no explicó, y por más que me repito que no me importa, que ella eligió traicionarme hace cinco años, sigo sintiendo ese mismo nudo insoportable que me carcome desde dentro.
—¿Por qué huyes, Elena? —murmuro para mí mismo, apoyando la frente contra el vidrio frío.
No aguanto más, tomo el teléfono y marco un número.
—Sí —Mi voz suena cortante—, quiero que la sigan de inmediato. No la pierdan de vista y no, que no se dé cuenta. Quiero saber dónde se mete, con quién habla, todo.
Cuelgo antes de que puedan replicar. Me siento un imbécil, pero no puedo hacer otra cosa. No soporto no saber. No soporto que ella todavía tenga secretos conmigo.
La puerta de la suite se abre sin que yo avise. Solo una persona tendría la insolencia de entrar así. Ethan.
—Ja