CAPÍTULO 17: LA GALA
Jacob
Las horas del día se pasan con una tediosa lentitud.
Desde temprano acompaño a mi madre fingiendo que me importa escucharla hablar de reuniones de beneficencia, inversiones y de su eterno desprecio por lo que no está a su altura. Intento que no pregunte demasiado por el concurso ni por la imagen que lo representa. Ella, para mi alivio, no muestra interés. Su desdén es tan genuino que casi me arranca una sonrisa: Sonya Hastings jamás imaginaría que la “ganadora” es la misma mujer a la que tanto se empeñó en borrar de mi vida.
—No estaré en esa tontería de gala —me dice mientras examina sus uñas con gesto aburrido—. Ya sabes que no pierdo tiempo en farsas de prensa.
—Perfecto —respondo con calma—. Entonces te retiro temprano y mañana puedes tomar tu vuelo.
Ella asiente, satisfecha, pero añade:
—Aunque me quedaré hasta mañana en la tarde. Quiero revisar algunos asuntos contigo.
Muerdo por dentro la impaciencia. Cada minuto que permanezca cerca es un riesgo y, po