Jacob
Contrariamente a la creencia popular, no odiaba a la gente. ¿Algunas personas me molestaban? Sí. ¿A menudo perdía los estribos? ¿Quién no? Sin embargo, odiaba a Archibald James con tanta vehemencia que si él se estuviese ahogando en frente de mí, iría adentro y haría un emparedado.
Sus ojos de serpiente bajaron a mi mano en su cintura, y traté de
ignorar el calor que venía de su piel.
—Jacob no sabía que estuviera familiarizado con una mujer tan hermosa —presionó, obviamente alimentando el rumor circulando de que yo tenía que ser gay. Para las malas lenguas, esto explicaba por quénunca traje mujeres a ninguna de las ridículas fiestas de mis padres hechas con el simple propósito de exhibir su riqueza.
Volteándome a Isabella, podía decir que me gritaba con los ojos. Alcanzándola, ahuequé su cintura más fuerte y descaradamente la besé.
Se quedó mirando y le di un apretón a su culo para darle a entender que me siguiera la corriente. Cerrando sus ojos, me respondió el b