La sesión de maquillaje y peinado con Elvis había salido impecable. Lluvia lucía deslumbrante con su vestido de novia blanco, adaptado a las tradiciones de su etnia. Sus labios pintados de carmesí resaltaban un rostro perfecto e iluminado. Pero le faltaba el accesorio más importante: su sonrisa.
No era una novia feliz, estaba rota. Traicionada por José, sí… pero sobre todo por su propio padre. El hombre que había sido su héroe y protector, ahora se revelaba como su verdugo.
—Estás preciosa —Sol entró en el vestidor con una sonrisa tímida, aunque en sus ojos se adivinaba la duda. ¿Debía mostrarse alegre sabiendo que su hermana sufría?
—¿Tú lo sabías? —preguntó Lluvia con voz quebrada, la mirada fija en ella como quien ya lo ha perdido todo.
—¿Que José te fuese infiel? No, claro que no… Jamás pensé que…
—No hablo de eso. Hablo del acuerdo con papá. ¿Lo sabías, Sol? —su voz sonaba cargada de impotencia.
La mayor titubeó, bajó la mirada incapaz de sostenerle los ojos, y en ese instante Ll