Capítulo 25
El salón del hotel V&Velez brillaba con luces doradas y la música parecía cuerdas delgadas que flotaban como perfume entre los invitados. Los hombres llevaban trajes impecables y elegantes, mientras las mujeres con vestidos de diseñador llenaban el espacio con risas y conversaciones de triviales. Roma por su parte, apareció en la entrada llamando la atención de los demás y en un segundo, el aire cambió por completo.
El vestido que llevaba puesto parecía hecho a la medida para ella: satinado en un tono lavanda perlado que se deslizaba sobre su piel como agua. El escote drapeado apenas rozaba el inicio de su pecho, insinuando sin mostrar, y la abertura lateral dejaba ver toda la longitud de sus piernas, largas y firmes. La tela se ceñía a sus curvas, cayendo después en un movimiento fluido hasta el suelo. La espalda me quedaba completamente descubierta, sostenida solo por dos finos tirantes, exponiendo cada línea de su figura. Su cabello negro, lacio y suelto, caía como un