Capítulo 28
La señora Daniela y María seguían estrechando lazos como si el destino, en su empeño silencioso, estuviera jugando a favor de un reencuentro inevitable. Luego de que Roma se fuera a la empresa, Daniela había llamado a María y entre risas compartieron una conversación que parecía como si fueran dos viejas amigas de toda la vida. Ellas se pusieron de acuerdo en todo lo que harían esa tarde en la parrillada que debía salir perfecta.
Ahora en el supermercado, con una lista en la mano y una energía contagiosa, ambas mujeres decidieron ir juntas por todo lo necesario. Así entre pasillos y estantes, compartían confidencias, recordaban anécdotas y, sin darse cuenta, tejían un vínculo que sería crucial para los hijos de ambas. Lo curioso era que ni Roma ni Magnus sospechaban nada de lo que sus madres estaban tramando en paralelo o de la situación que tendrían que afrontar.
Mientras tanto, en la empresa, Magnus se encontraba sumergido en su mundo. El ruido de las teclas y el parpade