[CONTINUACIÓN]
Su libido se había incrementado, al ver el rubor en las mejillas de la chica mientras se mordía los labios, tanto así, que no le preguntó por qué aún usaba ropa interior de dibujos animados, porque claro, para él, el que Dana fuera tan inocente hasta el punto de usar eso, nada tenía que ver con el hecho de que ya era una mujer hecha y derecha y sabía lo que quería.
No pudo más, estaba duro, así que se quitó, como pudo —ya que el espacio en el auto era demasiado reducido—, el calzoncillo y liberó su enorme erección.
Ver tan grande espécimen, para Dana, era una locura.
"Eso no va a caber en mí", pensó.
Ahora sí se sentía asustada.
Tragó grueso, cerró sus ojos y se llamó al orden.
Ella deseaba al chico, estaba ansiosa y excitada, solo esperaba que el chico fuera más...
—¡¡¡Ouh, mierda!!! —gritó.
Daniel la había penetrado de una estocada. No imaginaba que le dolería tanto.
Cubrió su rostro y dejó salir unas cuantas lágrimas.
Daniel estaba congelado.
¡¿Era virgen?!
¡Carajo!