8. Nadie puede saber
8 Adara
Estaba lavando los baños del piso de abajo cuando llegó una de las lobas Deltas de muy mal humor gritando mi nombre por todo el sitio sin dejarme tiempo a nada mientras me quedaba callada dentro de baño.
—¿Por qué no contestas cuando se te habla, omega? —pregunta cuando me encuentra tallando el piso.
Pensé que se había ido a otro lado a buscarme, temblé de miedo por la forma en la que me veía.
—No sabía que me llamabas hasta ahora —mentí.
—El alfa Mason quiere que le lleves el almuerzo a su balcón privado —ordena— y muévete que ya está casi listo.
Mis manos temblaron al escuchar que Mason me quería a mí para que sirviera su comida, sentí mi estomago anudarse de nervios solo de pensar en verlo de nuevo, me sequé las manos en mi delantal blanco y cuando iba a salir del baño la mujer me detuvo.
—¿Cómo vas a ir con las manos sucias? —me detiene por el codo enterrando sus uñas en mi carne causándome dolor— no estoy hablando otro idioma, omega de mierda. Te hice una pregunta,