CAPÍTULO 22 – Lo que nunca fue
El cielo estaba encapotado, como si el universo entero hubiese decidido empañar el día. Las nubes se arremolinaban sobre la ciudad, grises y pesadas, anunciando tormenta. Adrián había llegado primero. Estaba en la terraza de su antiguo apartamento, ese que había usado durante su soltería, el mismo donde tiempo atrás había recibido a Valeria tras su regreso de Suiza, después de su evaluación médica. Pero ahora, ese espacio tenía otro significado: era un escenario de cierre. Un fin.
Se encontraba sentado junto a la mesa redonda de hierro forjado. Tenía los codos apoyados y la mirada fija en el horizonte gris. Vestía una camisa blanca, prolijamente abotonada, sin corbata, y pantalón oscuro de vestir. En su muñeca izquierda, el reloj que Sofía le había regalado brillaba con discreción, como si fuera un recordatorio silente de lo que realmente importaba. El cabello, recién peinado hacia atrás, le daba ese aire formal y sobrio que solía tener cuando aún no con