CAPÍTULO — “LA DECISIÓN QUE ROMPIÓ EL LEGADO”
Habían pasado los días y Ayden seguía intentando llegar al corazón de Milagros, pero ella se había cerrado a no hablar del tema. Él no la molestaba: sabía que ella estaba preparándose para irse, y él… él se sentía a morir. Tenía la sensación de que Milagros no volvería. Y ese día, con el alma estrujada, tomó la decisión de ir a hablar con su abuelo.
El reloj antiguo del despacho de Fabián Castell marcaba las cinco y diez cuando la puerta se abrió sin anunciarse.
Ayden entró con paso firme. Estaba más delgado después del susto en el hotel; había algo distinto en sus ojos: decisión, una profundidad adulta que ni Fabián ni Adrián habían visto jamás en él.
Fabián levantó la vista y lo observó.
—Pasá, mi nieto querido —dijo despacio—. Cerrá la puerta, por favor.
Ayden obedeció.
El abuelo lo miró con atención. Era increíble cómo ese muchacho, que durante años había sido un terremoto, por fin tenía el porte de un hombre completo. De un homb