CAPÍTULO — “ZOE Y LA MENTIRA PERFECTA”
La tarde se deshacía en la oficina llena de contratos cuando a través de las paredes de vidrio el huracán llamado Zoe Medina entró a la oficina sin pedir permiso, como si fuera su casa y no el piso ejecutivo de Castell Group.
—¡MILAGROS! —exclamó con los brazos alzados—. ¡Hoy salimos sí o sí! Abrieron un bar nuevo en el puerto, hay 2x1 en tragos, música en vivo y hombres hermosos. ¡Vamos a hacer lo que no hicimos cuando éramos jovencitas tontas! ¡VAMOS, MILI! ¡DISFRUTEMOS NUESTRA JUVENTUD!
El eco del grito llegó hasta el rincón donde Ayden ordenaba papeles, aunque en realidad llevaba cinco minutos ordenando la misma carpeta, fingiendo concentración para poder espiar de reojo a Milagros.
En cuanto escuchó “bar”, “tragos” y “hombres”, levantó la cabeza de golpe, como si un arpón se le hubiese clavado en el pecho.
Milagros ladeó el rostro con calma profesional.
—Después vemos, Zoe —respondió sin apuros, como si no llevara todo el día queriend