Capítulo 15– La Mujer que No Miraron
El agua caliente caía sobre sus hombros como una cascada muda, pero no podía arrancarle el frío del pecho. Sofía estaba parada en la ducha, inmóvil, con los ojos cerrados y el rostro inclinado hacia el suelo, como si el vapor pudiera borrar el eco de esas imágenes que se le habían clavado en la retina.
Una bata blanca. Un babydoll de encaje. Un amanecer filtrándose entre los edificios.
Y Valeria Montesino.
Con su sonrisa hueca y su mensaje venenoso: “Después de la pasión, llega el descanso.”
Sofía no gritó. No rompió el celular. No corrió a preguntar. Solo se levantó, con una calma asesina. Caminó hasta el baño como si el cuerpo se moviera por sí solo, y dejó que el agua hiciera lo que él no hizo: contenerla.
Esperaba que Adrián apareciera en la puerta.
Esperaba que la frenara, que le dijera que todo era mentira, que iba a pelear por ella, por su hijo, por esa promesa rota que alguna vez llamaron algo que estaban aprendiendo hacer .
Pero no lo hizo