Capítulo 84
El silencio en aquel despacho resultaba asfixiante. Daryl seguía abrazando a Lilian, pero su mirada estaba perdida, como si un muro infranqueable se interpusiera entre ellos. Lilian podía sentir la rigidez de su cuerpo, como si cargara un peso imposible de soltar.
—Daryl… —lo miró con los ojos empañados—. Aún no has respondido. ¿Cuál es la razón? Dímelo.
Daryl tomó aire profundamente y soltó el abrazo. Se dio la vuelta y caminó hacia el ventanal. Su espalda lucía tensa, inmóvil. Lilian solo pudo contemplarlo desde atrás, con el corazón latiendo con angustia.
—Daryl, no te quedes callado… —su voz se quebró.
Él cerró los ojos un instante, entrelazando las manos a su espalda.
—Te escuché, Lilian…
—¿Escuchar qué?
—Tu conversación con Clara —dijo despacio, pero con firmeza.
Lilian frunció el ceño.
—¿Una conversación? ¿Cuál?
Daryl giró apenas el rostro, con una mirada cargada de dolor.
—Sobre el juicio. Sobre el caso de la custodia de Gabriel. Escuché que ya sabías que fui yo qu