Capítulo 52
El coche se detuvo lentamente frente al edificio de apartamentos de Lilian. Daryl apagó el motor y giró la cabeza hacia ella, que llevaba rato en silencio, recostada en el asiento del copiloto.Lilian abrió los ojos despacio. Su rostro seguía pálido, pero había en él cierta calma: sabía que Gabriel estaba en casa junto a Clara.—Gracias por tomarte la molestia de traerme, Daryl —dijo Lilian.Él la miró fijamente.—No tienes que darme las gracias. Es lo que debía hacer. No podía permitir que volvieras sola en estas condiciones.Ella esbozó una sonrisa débil y suspiró.—Está bien. Pero no te preocupes, la próxima vez no volveré a molestarte.Daryl frunció el ceño, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.—¿Qué has dicho? En absoluto me siento molesto, Lilian. Lo único que quiero es asegurarme de que llegas bien a casa. Y… ¿puedo pasar un momento? Quiero ver a Gabriel, comprobar que está bien.