—Exactamente, tan solo la mitad. Dicen que las prioridades cambiaron y que no hay fondos suficientes. Pero sé que mienten, y Lorain estaba allí, solamente se quedó viendome con su sonrisita socarrona, ni siquiera mencionó palabra.
Margaret se levantó despacio, tomó el informe y lo hojeó sin decir nada. Cada línea confirmaba lo que ya sospechaba: la subasta era solo el primer paso, y ya estaban intentando bloquearla.
Después de escuchar la explicación de su asistente, Margaret por fin entendió el motivo del caos que la rodeaba.
No era solo un malentendido ni un simple recorte de presupuesto: Lorain había movido sus fichas con precisión. En cuestión de horas, todos en la empresa sabían la verdad que ella había intentado mantener al margen: que la misteriosa nueva directora ejecutiva no era otra que la hermana mayor de Lorain Ferrer.
El rumor corría por los pasillos con veneno en cada sílaba.
Decían que Margaret, la mujer que había desaparecido del país por años, había regresado solo p