[ZAED]
El sol de Milán entra por la ventana antes de que suene el despertador. La luz cae sobre Alya, dormida a mi lado, con su respiración suave y su mano apoyada todavía sobre su vientre, como si su cuerpo ya entendiera lo que está empezando a cambiar dentro de ella.
La observo un instante.
El miedo sigue ahí, claro que sí, pero ahora hay algo más. Algo que ayer no estaba: un brillo. Una fuerza silenciosa.
La beso en la frente y ella se mueve, despacio, abriendo los ojos.
—¿Dormiste? —pregunta con la voz baja, ronca.
—Un poco —respondo—. ¿Y tú?
Ella asiente, aunque sé que su mente no apagó del todo el vértigo de ayer. Se incorpora, toma aire y me mira con una mezcla de nervios y determinación.
—Zaed… hoy quiero salir. No quiero quedarme aquí todo el día pensando. Necesito… sentir que estamos construyendo algo. Aunque sea pequeño. Aunque no sepamos a dónde nos lleve.
La miro, orgulloso. De la mujer que vuelve a levantarse. De la arquitecta que quiere crear aun en medio del caos. De l