Capítulo 21. Prohibido
Emily
Subo de manera apresurada a la motocicleta de Angelo después de haber tenido ese incómodo momento. No tengo tiempo para pensar en lo que ha pasado, ni en el hecho de que estuve a punto de besarlo.
«¡Por Dios! Casi beso al hermano de mi prometido», reflexiono con horror.
No podría explicar lo que sentí cuando me pidió que lo besara. Una remota parte de mi cerebro me incitaba a que lo hiciera, a que mandara la cordura a volar y me entregara a las ganas de sentir esos labios que están prohibidos para mí.
«Yo quería hacerlo», admito, al menos para mis adentros.
Afortunadamente recobré la compostura un segundo antes de unir mi boca a la suya y tomé la decisión que, por ahora, mantendrá mi conciencia en paz; aunque no sé por cuánto tiempo pueda resistirme a la tentación que ese hombre despierta en mí.
—Sujétate fuerte —pide Angelo tomando mis manos y entrelazándolas frente a su pecho.
Mi cuerpo se adhiere a su espalda y el escalofrío que me recorre es tan placentero que me aterra l