Capítulo 22. Destino
Emily
Apenas cruzo la puerta principal, la penumbra de la estancia me envuelve. No alcanzo a dar un paso cuando unas manos firmes me sujetan del brazo.
—¿Mamá? —susurro, sorprendida.
Su rostro emerge de la oscuridad, severo, y antes de que pueda reaccionar me arrastra hacia una de las habitaciones de la planta baja. Cierra la puerta con brusquedad y me enfrenta con una mirada que me atraviesa como un cuchillo.
—¿Se puede saber qué hacías con ese tipo? —me enfrenta, señalando hacia la calle.
—Mamá, no es lo que parece…
—No intentes negarlo, Emily —su voz corta el aire como un látigo—. Te vi. Te vi besándote con Angelo Provenzano… ¡El hermano de tu prometido!
El aire se me escapa de los pulmones ante su acusación.
—Yo… no… —balbuceo, buscando una excusa que no llega.
—¿Qué hubiera pasado si tu padre los hubiera visto? —me interrumpe con dureza—. ¿Te das cuenta del peligro en el que nos pones? Los Provenzano son demasiado poderosos como para que tú te burles de su heredero de esa maner